La mayoría de las personas siempre preferimos vivir situaciones favorables, momentos
agradables, estar saludables, tener un buen trabajo que nos guste, un buen
compañero o compañera, estar felices, rebosantes de energía y contentos todo el
tiempo.
Pero, cuando nos encontramos frente a una situación
desagradable, incomoda, molesta, donde nos sentimos heridos o estamos enfermos
físicamente, en un trabajo que no nos gusta, tenemos un compañero o compañera
que no es como nosotros queremos que sea, o estamos solos y nos sentimos solos,
vivimos tristes, amargados, enojados, nos falta energía y así vivimos
angustiados…
En realidad reaccionamos así antes las situaciones
desagradables o los problemas porque nadie
nos enseño que los momentos difíciles nos sirven para crecer, para darnos
cuenta que debemos modificar nuestros pensamientos y nuestras actitudes, en
esos momentos debemos estar atentos para darnos cuenta cuales son las malas
semillas que debemos limpiar en nuestro interior, para que brille nuestra
verdadera esencia ser nosotros mismos.
Desde pequeños
hemos sido configurados para reaccionar ante determinadas situaciones, o hemos copiado modelos
de nuestros padres, abuelos o figuras de poder.
Pero si siempre hacemos o pensamos lo mismo vamos a
obtener los mismos resultados, tenemos que modificar algo si queremos cambiar
algo que no nos gusta de nosotros mismos o de nuestra vida.
Vivimos quejándonos
de todo y de todos, siempre echándole la culpa al otro, mientras, nosotros hacemos y pensamos
siempre lo mismo, total el otro es el que tiene que cambiar, ahora yo les digo
lo contario, primero es UNO MISMO el que debe cambiar y asi todo va a cambiar.
Pero para
cambiar, primero debemos dejar la queja y aceptar la situación que nos toca vivir, intentar descubrir el lado positivo de lo que nos pasa, el
aprendizaje.
Luego de aceptar la situación, debemos ir mas allá
amando el momento presente porque aunque ahora no le encontremos sentido cuando
pase un tiempo el Universo nos mostrara la respuesta y nos dará entendimiento.
Para transformar algo debemos aceptarlo y amarlo, el amor nos ayuda a tomar
conciencia que solo yo debo cambiar y que tengo que dejar de exigir al otro que
cambie, aceptando y amando nos abrimos al universo dejando que fluya la energía
divina para atraer mejores cosas a nuestra vida.
Sin aceptación
no hay amor verdadero, si no acepto siempre voy a estar intentando cambiar al otro o
queriendo controlar todas las situaciones de la vida y eso genera muchísima
ansiedad y emociones negativas.
Tenemos que tomar conciencia que en la vida aprendemos
en todo momento y lugar, en cada circunstancia y de cada persona que Dios pone
en nuestro camino, aceptar es amar y crecer
día a día con lo simple y lo cotidiano.
Dios envía mensajes todos los días para ayudarnos en
nuestra evolución, debemos estar atentos y despiertos para poder escuchar esos
mensajes.
Si aprendemos a mantener la calma en los momentos
difíciles podremos crecer muchísimo y fortalecer nuestro ser interior,
limpiarnos de las malas semillas que llevamos dentro, de egoísmo, tristeza,
rencor, ignorancia, codicia, etc…
Todos y todo lo que nos rodea tiene una parte positiva
y otra negativa, nosotros elegimos cual de ellas queremos experimentar. Solo aceptando y amando, podremos iniciar
un verdadero proceso de crecimiento interior y despertar de la conciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario